miércoles, 8 de julio de 2015

El aprendizaje como deseo legítimo y la socioformación


Por 
Denis Marina Severiche.

En el medio social en que nos movemos diariamente observamos la creciente necesidad de ponerse al día con la avalancha de información, datos y noticias que los medios masivos desencadenan sobre nuestras vidas. Si bien mucha de esa información es incapaz de permearnos o de llegar a nosotros lo suficientemente depurada, no porque carezcamos del deseo de conocer esos datos, sino más bien porque carecemos de los medios personales de aprehensión de esos referentes.

Sumemos a esto que mucha de esa información no tiene ni incidencia ni relevancia para la realización de los proyectos de vida de las personas. No se conecta la avalancha mediática con lo que consideramos significativo en nuestras visiones de la vida.

Con todo, los seres humanos poseemos por naturaleza la avidez de aprender. Y digo avidez porque indiscutiblemente es un instinto, es un apetito o incluso una forma de sed o de hambre de tipo intelectual, pero en la forma de una curiosidad que arrancó desde nuestra misma infancia, y la cual debería ser encauzada para que se convierta en motor de nuevas investigaciones, pesquisas y búsquedas vitales que conduzcan la existencia por derroteros positivos y edificantes. Que sean motor también de otras nuevas avideces, nuevos apetitos de saber que fomenten el crecimiento individual y colectivo de la Humanidad. Actualmente la mentalidad de aprender nuevos conocimientos para la formación propia y plural llega inclusive a las comunidades nativas más apartadas, a grupos que han sufrido marginación, y demás colectividades que sapiencialmente han visto en el deseo de prender un impulso para la superación de sus conflictos y situaciones apremiantes.

La superación personal que es producto de un proceso de aprendizaje, interiorización e integración de los instrumentos y estrategias de vida de los que el ser humano hace acopio a lo largo de su existencia. El enfoque socioformativo de la educación puede contribuir esta superación personal que, de entrada, se ve favorecida por el deseo natural de aprender.

Este deseo natural de aprender no constituye una adquisición contemporánea. Su presencia en el espíritu humano es de larga data. Pero la demanda de los tiempos modernos exige que aquello que se aprenda ayude a resolver las inquietudes que descansan en el centro del espíritu del individuo. Lo que se aprenda debe ser significativo.

La espontaneidad del deseo de aprender, la naturalidad con que surge en la conciencia de todo individuo y el impacto positivo que tiene para promover la elevación de la calidad de vida individual y colectiva es la prueba fehaciente de su legitimidad. La socioformación, como enfoque educativo integrador y respetuoso de la multidimensionalidad de la persona humana, contribuye a satisfacer ese afán superador y, por tanto, a solidificar la legitimación del crecimiento como persona.
Los docentes asistimos a un cambio de paradigma que va a rehabilitar la valoración e individuos y sociedades enteras hacen de la educación.

No contar con la información necesaria para tomar decisiones importantes que aseguren tal subsistencia será una desventaja que no podrá paliarse sin dificultad. Pero contar con la información y no tener el ánimo ni el deseo de acceder a ella, de apropiarse de sus beneficios, es un defecto del carácter que no puede ser reparado por terceros, porque la emoción por el aprendizaje sólo puede ser sugerida. Recrearla dentro de cada quien requiere de voluntad afirmativa de quien se acerque a los servicios educativos. Éstos servicios educativos pueden facilitar la tarea por la vía del enfoque socioformativo, vinculado certeramente a la totalidad humana.

Aprender es un deseo humano legítimo, pero debe conectar con la escala de valores de las personas mismas; no debe ser imposición de terceros. Debe partir de una decisión individual para lograr un aprendizaje significativo, lo cual se verá enormemente beneficiado cuando se le dé la oportunidad a la socioformación de vincular tales aprendizajes a los planes éticos de vida personales.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario